Aunque no lo
parezca sigo viva, pero con tantas cosas por ver, aprender y hacer que
saco muy poquito tiempo para contaros como me va.
El
último fin de semana de octubre, acompañamos a una de mis compañeras
que también está como pasante (como nos llaman aquí) en el ISTEC a Quito
a por su pasaporte, así que aprovechamos a conocer algo más la capital y
a acercarnos a Otavalo, un pueblito de la sierra.
El
primer día en Quito, fuimos a visitar la fundación del pintor Oswaldo
Guayasamin, un pintor ecuatoriano muy famoso y representativo de
Latinoamérica. Primero vimos su casa, y la verdad es que fue para mí
algo decepcionante: era una casa llena de colecciones de arte carísimas,
Goyas, Picassos y demás obras, que hacían que esa casa tuviese un valor
incalculable y fuera, bajo mi perspectiva, cuanto menos diferente de la
realidad de Latinoamérica, o al menos de la que yo estoy viendo Ecuador
en particular.
 |
Estudio Guayasamin |
Pero después de visitar su casa, vimos la Capilla del
Hombre, un proyecto que empezó y dejó inacabado al morir: en ella
trataba de reflejar todos los horrores llevados a cabo por el hombre
hacia el hombre, de una manera tan sentida que se nos ponían los pelos
de punta y nos asomaba alguna lagrimilla escuchando las explicaciones de
cada obra. En ese momento comprendí cual era el motivo de que fuera tan
famoso y un icono de la historia de Latinoamérica. Si queréis ver más
sobre ello:
http://www.guayasamin.org/
 |
Homenaje a Salvador Allenda, Pablo Neruda y Victor Jara. |
 |
Aparheid. |
 |
Culturas latinoamericanas. |
Desde allí nos fuimos hacia
Otavalo (previo mal trago después de que nos robaran en la Ecovía, como no, yo
no me podía librar…cosas que pasan), y nos daríamos cuenta en los dos días que
pasamos allí que es un lugar donde mayoritariamente viven personas quechuas que
aún siguen conservando la mayoría de sus tradiciones, lo que hace que sea un
sitio muy especial y con mucho encanto.
Pasamos allí el primer día rodeados de
artesanías y viendo un poco el pueblo, y la verdad es que conociendo mucha
gente interesante y amable con nosotros, que nos recomendaron para dormir un
sitio mucho más barato que donde estábamos, así que allí que fuimos.
 |
Mujer Otavaleña. |
 |
Mercado de Otavalo. |
 |
Mercado de patatas en Otavalo. |
 |
Peguche. |
El hostal, que
resultó ser el parche o el sitio donde se alojaban todos los artesanos, estaba
en el barrio de Peguche, en lo alto de Otavalo (hay que decir que para llegar
hasta él nos perdimos unas 3 o 4 veces, con un inciso entre medias parando en
una boda de una familia quechua que nos indicaron como pudieron el camino, ya
que llevaban dos días de celebración y aún guardaban fuerzas para otro más).
Creo que el sitio donde dormimos esa noche es uno de los más auténticos en los
que he estado nunca: estaba a 5 minutos de las cascadas de Peguche, donde me
hubiera quedado a vivir si me hubieran dejado, y además los artesanos y
malabaristas que estaban allí nos trataron como a uno más de la familia.
 |
Nuestro alojamiento, la casa de Matilde. |
 |
Nico y sus malabares. |
Por la
noche nos invitaron a un concierto de jazz que daban unos amigos suyos en un
bar, que terminó siendo una reunión de amigos con todo el mundo tocando y
bailando, y con malabares incluidos. Hacía falta una noche en la que no hubiera
bachata de por medio, aunque sólo fuera una.
 |
Concierto de Jazz. |
|
|
|
 |
Pintadas por el Yasuní en Otavalo | |
El
domingo, antes de marcharnos, visitamos unas cuevas de Peguche en las que los
shamanes realizaban y realizan rituales de limpieza, y visitamos de nuevo las
cascadas para marcharnos con el mejor de los recuerdos después de un fin de
semana que nos hizo olvidar un poco lo mal que había empezado el viaje a
Otavalo. Un sitio al que volver.
 |
Cuevas de Peguche. |
 |
Cascadas de Peguche. |
Regresamos a la finca: nada mejor
para no echar de menos un sitio inolvidable como dormir con el sonido de la
selva de fondo, una de las cosas que más echaré de menos cuando vuelva a
España. Toca trabajar esa semana, que para eso hemos venido no? Sigo con los
papeles y los trámites del CONSEP (odio la burocracia) y echamos una mano en lo
que podemos, desde alguna que otra tarea de mantenimiento hasta echar una mano
en el área de pecuaria, aunque he de reconocer que cada vez más aquí ya me
estoy convirtiendo otra vez en una ratita de laboratorio y una profesora en
funciones, cosa que cada vez me gusta más y más con alumnos tan agradecidos y
majos como los que me he encontrado aquí. Y además seguimos compartiendo vida
con la gente de aquí, que nada tardan en abrirnos las puertas de su casa y
presentarnos a su familia; no he visto gente tan acogedora y amable como la que
hay aquí, incluso aunque muchos tenga poco que ofrecer, la verdad es que son un
ejemplo a seguir. Nos hemos hecho amigas de Doña Amada, una señora de Santa Cecilia,
y bajamos de vez en cuando a su casa a enseñarnos platos típicos mutuamente.
 |
Haciendo empanadas ecuatorianas en casa de Amada. |
Llegó el 1 de noviembre, y
asistimos a la ceremonia de celebración de la “colada morada”, donde cocinan
colada morada (que es algo así como una compota de frutas con hierbas varias) y
guaguas de pan.
 |
Festividad de Todos los Santos. |
 |
Colada morada y guagua de pan. |
Y aprovechando que es puente, el sábado nos
fuimos con una compañera que trabaja en el ISTEC y sus dos sobrinos a Lumbaqui,
donde ella vive, a unos manantiales. En cada rinconcito de Ecuador hay cantidad
de lugares preciosos a donde ir. Qué país tan bonito.
Intentaré seguir contando como
van las cosas cuando saque algo de tiempo, pero es que los días pasan tan
rápido que hay que aprovechar cada minuto aquí!
Mientras tanto os dejo la última
foto, de una de las imágenes que más vemos todos los días: el populismo!
 |
Pintadas, que son el pan de cada día, de Rafael Correa. |
Miles de abrazos desde tierras ecuatorianas!!!! =)
No hay comentarios:
Publicar un comentario